La cultura y la joyería celtas

Los Druidas, del pintor francés Alexandre Cabanel (1823-1890).

Las alianzas celtas son una alternativa a los anillos de boda de diseño moderno. Seguro que las has visto en series como «Juego de Tronos», en películas como «El señor de los Anillos», en cómics como «Astérix y Obélix» o en multitud de libros sobre historia o leyendas celtas, y son la solución ideal si tú y tu pareja os sentís unidos a tradiciones culturales milenarias con símbolos como el Claddagh o la triqueta.

Los celtas llegaron a Europa procedentes de Anatolia a lo largo del primer milenio, hacia el 1200 a.C. Eran un conjunto de pueblos interrelacionados que habitaban en Europa Central y hablaban lenguas indoeuropeas. Hoy, el término "celta" se utiliza a menudo para describir a la gente, las culturas y lenguas de muchos grupos étnicos de las islas británicas, Francia (en la región de Bretaña), España (en Galicia, Cantabria y Asturias) y Portugal (en Minho).

No se puede hablar por tanto de un pueblo celta en el sentido que fueron multitud de pueblos distintos, pero sí podemos hablar de una tradición compartida (cultural, religiosa, lingüística...). Un claro ejemplo es la joyería celta, que comparte numerosos símbolos con presencia en distintas poblaciones celtas: el trisquel, la triqueta, la espiral, el Claddagh, el Elven, el árbol de la vida o el nudo celta. Y sobre todo comparte una cultura con notables diferencias de la heredada tras la romanización y la cristianización de Europa.

Un ejemplo: la mujer en la sociedad celta tenía un papel mucho más protagonista que en otros pueblos, como el romano. Las mujeres celtas hacían el servicio militar e iban a la guerra, y también podían ser druidas (como en la imágen, de "Los Druidas", por el pintor francés Alexandre Cabanel). Según Julio César, que afirmó que la batalla estaba perdida si acudían las mujeres celtas, eran más fieras e indómitas que los hombres. Se podían casar con quien desearan y podían rechazar a príncipes y grandes guerreros. En el matrimonio mandaba el que tenía un rango militar más elevado y más posesiones. Como las mujeres celtas podían ir a la guerra y heredar tierras (incluso teniendo hermanos varones), había matrimonios en que mandaba la mujer y matrimonios en los que mandaba el hombre. Las relaciones sexuales antes del matrimonio estaban bien vistas, cosa que choca desde la perspectiva de la cultura romana y cristiana que hemos heredado.

El símbolo de la triqueta

Triqueta celta

La triqueta, o triquetra o triquel, es un símbolo de origen indoeuropeo que hace referencia a la triple dimensión de la divinidad femenina. Para los celtas, simboliza también la vida, muerte y reencarnación, y contemporáneamente, en Irlanda, Galicia y Bretaña, es tradición para los novios que represente las tres promesas de una relación: amar, honrar y proteger.

Se ha encontrado principalmente en estelas celtas, en runas vikingas y en ollas y vasijas romanas (probablemente realizadas por esclavos celtas). Según la tradición celta y el druidismo la triqueta tiene poderes curativos y de bendición, así como de fertilidad y vida; capaz de curar cualquier enfermedad sosteniéndola sobre el enfermo, ayudada de agua de cascada y un ritual de sanación o de articulación enfocada de energía.

Tras la conquista romana y la consiguiente evangelización, el triquel fue usurpado y rebautizado por la iglesia para dominar ideológicamente a los pueblos celtas y se le dio la simbología de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Fue considerado también un símbolo pagano y satánico por la inquisición y los cruzados, que condenaron a la hoguera a muchos que lo portaban o practicaban los ritos de los druidas.

Lucir unas alianzas celtas con símbolos como la triqueta tiene por tanto un significado de reivindicación de las culturas milenarias que habitaron las tierras que más tarde conquistó Roma y el cristianismo, y que nos une a esos ritos de druidas, feminidad, libertad y amor por la naturaleza.

¿Modelado manual o con diseño 3d?

Comparación modelado con diseño 3d (arriba) versus diseño manual (abajo)

Marta y Fran me descubrieron por Internet, buscando alianzas celtas en Google. Vieron mis alianzas celtas con el símbolo del Claddagh y los Pendientes Celtas a juego, y me pidieron realizar un diseño personalizado para ellos. Les gustó el punto artesanal de mis joyas, de manera que al principio dudé entre realizarlas puliendo manualmente las ceras o mediante un diseño 3d prototipado con ordenador.

Para salir de dudas, las hilvané las dos: a la izquierda, diseño 3D; a la derecha, modelado manual. Ten en cuenta que la diferencia sólo aplica al modelado del prototipo: todo el proceso posterior es manual en ambos casos.

¡Ganó la opción 3D! Y es que el diseño 3D permite hacer virguerías que a mano no podemos alcanzar, porque aunque tengas el pulso no hay herramientas tan finas que puedan realizar ese grabado tan profundo y perfecto.

Proceso de modelado: des del render con ordenador a las ceras y el prototipo en plata.

Algunos joyeros tachan el diseño 3D de tramposo, como si fuera una traición al arte por el hecho de incluir una computadora y un software en el proceso. Yo discrepo: el diseño por ordenador es una herramienta más, como el soplete, la pulidora o la laminadora... y hay que saber usar la computadora con tanto arte como usamos un soplete.

Todas esas herramientas piden tener detrás de ellas un buen joyero: debes saber qué grueso necesita cada parte de la pieza para que funcione en la realidad, para que luego se pueda pulir bien, quede a la medida, acoja bien esa piedra, etcétera. En fin: que el diseño 3D es una herramienta más para crear piezas únicas o primeros prototipos que luego siempre acabaremos a mano.

En la imagen de la derecha, puedes ver el proceso de modelado: des del render con ordenador a las ceras y el prototipo en plata.

La Fábrica de Tesoros de MeriTomasa está especializada en joyas personalizadas hechas a medida para todos los gustos y presupuestos: alianzas, diademas, pendientes, colgantes, broches, pulseras, anillos, tiaras… Mi propuesta de valor es crear productos donde seas tú quién decida la forma, los materiales, los acabados… Que puedas formar parte del proceso de fabricación y así empezar a llenar el objeto de algo más sensible que la fastuosidad que aporta el metal. Es un trabajo más íntimo, romántico, exclusivo y de calidad.

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