Manuel me contó que su amada había perdido unas criollas que él le regaló hace años, unos pendientes que lucía encantadísima porque eran símbolo de su amor. Me contaba que tenía que esquivar todos los mercados artesanales y las joyerías cuando iban juntos, pues ella hechaba mucho de menos ese tesoro y quería curar ese sentimiento haciéndose con unos aros semejantes. Él prefería unos con valor añadido ;).

Así que él llego a mi taller con la idea bastante clara y sumando a ese antiguo diseño un guiño a sus dos grandes tesoros: sus hijas Nora y Lia. Hablamos un poquito sobre el diseño, la tipografía de las letras y el acabado de la pieza pero poco tuve yo a decidir. Manuel quería el nombre de Nora en la oreja izquierda porque su hija es zurda y si los pendientes quedaban un poco diferentes el uno del otro por el tema de que Lia tiene una letra menos... ¡Mejor! Pues sus dos hijas son muy diferentes. También quiso grabar la fecha de nacimiento correspondiente en cada criolla. Y decidió que el acabado martelé oscuro y brillante era el que más le gustaría a su amada y madre de sus verdaderos tesoros.

Por lo que sé Sílvia derramó alguna lágrimita de amor e ilusión en abrir el regalo... Y eso me llena de gozo y satisfacción ;).

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